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Comparar la comida china con la india es como preguntarle a un borracho si prefiere caguamas o mezcal: las dos son chingonas, pero cada una te pega diferente.
La comida china es como un pinche cohete de sabores, con su arroz frito, sus salsas agridulces y sus técnicas milenarias que te hacen babear. La comida india, por otro lado, es un putazo de especias, colores y aromas que te hacen sentir como si estuvieras en una fiesta en Bombay. Pero, ¿quién rifa más?
La comida china es como el pinche kung fu de la cocina: lleva más de 4,000 años perfeccionándose, y es tan diversa que cada región de China tiene su propio desmadre. Desde el pato pekín crujiente que parece una obra de arte hasta el hot pot que es como una orgía de sabores en una olla, los chinos saben cómo hacerte venir con cada bocado
Los chinos son unos cabrones pa’usar de todo: arroz, fideos, soya, tofu, carnes, pescados, y hasta partes de animales que otros tirarían, como tripas o patas.
Técnicas como el wok, el vapor, el sofrito rápido y el asado son puro arte. El arroz es el rey, sobre todo en el sur, mientras que en el norte rifan los fideos y los panecillos al vapor (mantou).
La comida india ha conquistado el mundo. Desde los restaurantes indios en Londres hasta los puestos callejeros en Nueva York, platillos como el pollo tikka masala (que, la neta, lo inventaron en el Reino Unido) son famosos everywhere. La diáspora india y su amor por las especias han hecho que el curry sea tan universal como las hamburguesas.
La comida india es como un pinche festival de colores, olores y sabores que te pega en la cara como un madrazo. Es una cocina con raíces de 8,000 años, influenciada por el hinduismo, el budismo, el jainismo y un chorro de invasiones (mogoles, británicos, portugueses).
La neta, es un desmadre de diversidad, con cada región de la India teniendo su propio estilo, desde el curry cremoso del norte hasta el arroz con coco del sur