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El centralismo en México es como cuando en una peda todos quieren estar cerca del compa que trae las caguamas frías.
La Ciudad de México es ese compa: todo mundo quiere estar ahí porque tiene de todo y está en el centro del desmadre.
Aquí tu spammer te explica por qué la capital es el imán de la lana extranjera y por qué el centralismo, aunque a veces encabrona a los estados, es una chulada pa’la economía del país.
La Ciudad de México no es solo la capital, es el puto centro neurálgico de México. Ahí están las oficinas principales de un chorro de empresas, los bancos, las embajadas, el gobierno federal y hasta el pinche Palacio Nacional.
Esto hace que las empresas extranjeras, como las gringas (que metieron el 38.7% de la IED en 2025), prefieran poner sus oficinas y fábricas en la CDMX pa’estar cerca de los que mandan.
Mucha raza se encabrona porque la CDMX se lleva todo el pastel, y estados como Guanajuato nomás las migajas, pero el centralismo tiene sus lados chidos pa’México
La CDMX es como la pinche aspiradora de billetes: atrae un chorro de IED que luego se reparte (aunque sea poquito) al resto del país.
En 2025, los 21,373 millones de dólares de IED ayudaron a crear 334,434 empleos nuevos, según Data México, y aunque la CDMX se llevó el 55%, estados como Nuevo León (13%) y Guanajuato (3%) también se beneficiaron.
La lana que entra a la CDMX se usa pa’proyectos nacionales, como carreteras o programas sociales, que le sirven a todos. Es como si el compa rico de la familia paga la peda pa’todos los primos.
La lana que llega a la CDMX no se queda ahí nomás. Las empresas que abren oficinas en la capital contratan proveedores de otros estados, como Guanajuato, que es un monstruo en la industria automotriz. Es como si la CDMX organiza la carnita asada y Guanajuato trae la carne.
La CDMX da certeza jurídica y estabilidad pa’los inversionistas.